Notas

Danza en Espacios en DanzaNet
Noviembre de 2010
Desde la Danza 
Danza Net - Danza y Sociedad

Danza en Espacios
Colectivo artístico / Ciclo itinerante

Un proyecto autogestivo impulsado por bailarinas y coreógrafas de diferentes formaciones y experiencias, que nuclea a través de la producción de un ciclo de danza itinerante a diversos artistas independientes de la Ciudad de Buenos Aires y otras zonas del país.
Este ciclo, a la vez que una instancia de presentación de las obras, es parte de un proceso de investigación grupal que cuestiona especialmente el abordaje del espacio escénico.
Elegimos espacios convencionales o no convencionales, dando a la producción escénica un marco y un sentido particular. Las obras que se presentan se entienden como piezas inacabadas, posibles de ser modificadas, atravesadas, transgredidas y adaptadas en cada espacio que habiten.

Para conocer más sobre el proyecto entrá en: danzaenespacios.blogspot.com

Itinerario escénico de Danza en Espacios durante el año 2010:
Espacio Reducido. Experiencias en escena / Centro Cultural Borges. (Mayo, 5 fechas)
Espacio Compartido. El Sábato, espacio cultural. (Junio, 4 fechas)
Espacio Imprevisto. Sala de la Cooperación -Cedida por la Universidad Nacional de Rosario-. Rosario, Santa Fe (Julio, 4 fechas)
Espacio Sucesivo. Centro Cultural Recoleta / VI Festival Buenos Aires Danza Contemporánea (Octubre, 1 fecha)
Espacio Intervenido. La Ratonera - Espacio Cultural / Intima Danza (Octubre y Noviembre, 6 fechas)
Espacio Expansivo. Garrik Arte Cultura. (Noviembre, 3 fechas)

DANZA EN ESPACIOS fue declarado de Interés Cultural por Extensión de Cultura de la Universidad Nacional de Rosario, cuenta con el apoyo de El Sábato, espacio cultural y recibió un subsidio 2010 de Prodanza.

Danza en Espacios, una idea que surge a principios de 2010. 
La mirada reflexiva de algunas de sus integrantes tras la experiencia del trabajo de producción en colectivo.

Según Valeria Martínez
Danza en Espacios surge desde el deseo de hacer danza, producir los propios espacios de trabajo y de encuentro con el público.
Considero que es una estrategia de acción artística que va más allá de la concreción de una obra o una pieza de danza, pues se origina como una sociedad que pretende abrir líneas de comunicación entre los artistas que la integran y llegar de esa manera al espectador, para así cuestionar la práctica, para agilizarla sobre todo, para poder probar, poniendo en riesgo al creador independiente, y en cruce -hasta en contraste o en contradicción- con otros artistas que se presentan a su vez en el mismo espacio.
Las distintas creaciones que surgieron a lo largo del año, y que integraron los distintos programas, son piezas más bien breves, concentradas, pero no por eso de menor valor -según mi parecer- comparándolas por ejemplo con otros formatos legitimados para cualquier obra de danza, como el de los 40 o 45 minutos ideales de duración.
Las piezas de estos programas compartidos (principalmente solos auto-dirigidos) se presentan como una unidad inestable y mutante, afectada en cada puesta en juego por el contexto en el cual se presenta.
En este formato se evidencian algunas cuestiones como: las mínimas elecciones tiñen con intensidad, entregando la pieza al espectador, desde la primera mirada, con singular consistencia; el “personaje” -me permito llamarlo así en tanto creación de una forma de ser en escena- (casi siempre un único personaje y auto creado) es prácticamente la obra en sí, aunque vulnerado/a cada vez por el contexto real, que se asume materialmente como universo de la obra.
Esto es lo que propuso a grandes rasgos Danza en Espacios durante los meses pasados y pienso que podría funcionar claramente; ejemplo de un fenómeno que se hace cada vez más evidente en los modos de producción actuales; prácticamente ya no se produce más en grandes y estables grupos de trabajo, encabezados por un coreógrafo, y cada vez se hace más evidente la necesidad de tener herramientas para la gestión tanto como para la creación. Creo que este modelo de red horizontal que se refleja en Danza en Espacios, es un buen punto para detenerse a reflexionar sobre las idas y vueltas entre las posibilidades reales de producción locales, las emergencias de estos distintos formatos y las implicancias que tienen estas iniciativas (prácticamente como acciones de supervivencia artística) sobre las formas estéticas nacientes.
Claramente, los alcances del colectivo han sido bastante más amplios de lo que cada una de nosotras (las que lo integramos) individualmente hubiese podido lograr en estos pocos meses. En este sentido, hay que tener en cuenta distintos aspectos como: las exigencias de producción en relación a la brevedad de las piezas, el programa compartido como forma de convocar a una mayor cantidad de espectadores -puesto que cada artista que integra la programación puede traer a un público diferente-, la división de tareas y de gastos, los aportes personales al grupo en tanto recursos de producción: contactos de prensa, vínculos con distintos espacios artísticos y personas, así como con diversos colaboradores de otras áreas artísticas y técnicos de sala.
Podría concluir diciendo que, como cualquier estrategia, ésta tiene sus ventajas y sus desventajas, evidentemente, pero por lo pronto es una forma de hacer posibles las cosas, facilitando la tarea artística en tanto producción, para así liberar la práctica hacia una merecida fluidez que permita un crecimiento en el plano individual y colectivo, así como una comunicación de las ideas artísticas a un público mas amplio.
Sin embargo, vale la pena estar atentos a los devenires, como para no perder en el camino esa mirada crítica necesaria para construir más y mejor, hacia adelante.

Según Alina Folini
De algún modo, entiendo que el ciclo Danza en Espacios surge por azar y por insistencia. Dos variables que parecen no ser compatibles, sin embargo, han dado una curiosa suma abierta que resultó más potente que ligar sus partes.
Tal vez por compartir necesidades sin saberlo a priori, encuentro a encuentro hemos aprendido a funcionar, no siempre con éxito, pero sí con mucha entrega y confianza. Intuitivamente hemos ido accionando y sospecho que esa es la gran potencia del ciclo. Algo así como una práctica permanente que se vuelca en cada una de las propuestas.
Cada uno de los que componemos este espacio circulamos con libertad en sus bordes, nutriéndolo aun desde la diferencia. Aunque cada integrante viene de formaciones y experiencias artísticas diversas, lejos de naufragar en este eclecticismo, delicadamente se ha ido tramando un tejido que se mantiene en el tiempo, con mucho respeto, escucha y tolerancia por el otro.
Al parecer, el camino que tenemos por seguir como equipo de trabajo no está marcado y se mantiene sumamente impredecible. Algo que lo vuelve vivo y permite que mute de la mano de sus integrantes. Esta naturaleza, lo hace particular y le imprime un carácter por demás rico e interesante.
Considero que el ciclo tiene cierta autonomía propia: aunque se define por quienes lo integran, al mismo tiempo los trasciende, enmarcándolos en algo mayor que cada sí mismo, posibilitando el acontecimiento del encuentro.

Según Nuria Schneller
Querría decir, echando una miranda sobre el camino recorrido, que valoro profundamente esta enorme libertad que hemos podido experimentar cada una en su propias creaciones, puesto que la sociedad estuvo desde el comienzo apoyada en el respeto al trabajo de cada artista. Quienes integramos el colectivo, tenemos formaciones y experiencias muy diferentes; sin embargo, compartimos una búsqueda común con respecto al lenguaje de la danza, en el sentido que intentamos abrirlo o desviarlo hacia patrones más personales, despojándolo de otros que aunque estén legitimados, no nos representan.
Particularmente, entiendo que de esto se trata: de hacer una danza que se pregunta por su belleza.

Según Nidia Martínez Barbieri
De mi experiencia como integrante de Danza en Espacios, valoro sobre todo el hecho de estar asociados en un colectivo que ha encendido un motor y que no para de traccionar hacia adelante.
Como desafío creativo, así como se expresa en nuestra gráfica, en esa flor multicolor, nos entusiasma construir un paisaje común en el que se distingan las diferencias y las singularidades de sus partes.
Los programas del ciclo expresan esto mismo, cada fecha es única pues se construye según sus artistas y en relación a un espacio particular, quedando en evidencia la existencia de una diversidad de lenguajes, búsquedas estéticas y lógicas de creación. Considero que esto es lo más valioso del proyecto, ya que es un formato que enriquece la experiencia artística del espectador.
Con respecto a los logros alcanzados, estamos todas muy satisfechas, ya que durante este año hemos participado en distintas instancias gracias a la unión de fuerzas de producción; desarrollamos cuatro ciclos en forma totalmente independiente, uno de ellos en Rosario, Santa Fe, participamos también en el ciclo Intima Danza y en el VI Festival Bs As Danza Contemporánea, y además obtuvimos un subsidio de Prodanza.
De manera que durante este primer año del proyecto pudimos comprobar que compartiendo tareas, discutiendo ideas y aunando fuerzas, se agiliza enormemente la gestión de nuevos espacios de trabajo, en donde concretamente se pueden desplegar los propios intereses artísticos, entrando en diálogo con los otros; los colegas y el público.



Danza en Espacios en El Argentino

CICLO DANZA EN ESPACIOS

Al ir cambiando de lugar ”Al ir cambiando los lugares, el espacio es un nuevo material”

24-07-2010 / El proyecto itinerante busca vincular a bailarinas de todo el país

Postales de Hacia las cosas mismas de Nidia Martínez Barbieri
La falta de un circuito estable para el desarrollo de las propuestas artísticas no sólo afecta a la escena musical sino que es un constante en la mayoría de las disciplinas. La contratara es el desarrollo como definió Quio Binetti, parte del grupo de coreógrafos que se agruparon para impulsar esta iniciativa, “lentamente se va armando una red y una manera de producir casi sin dinero tratando de que esa circunstancia no atente contra la calidad”.
Nidia Martínez Barbieri, bailarina, coreógrafa y profesora en la Carrera de Danzas Clásicas, cuenta que a la hora de definir el proyecto “pensamos en construir un espacio de trabajo creativo. Queríamos aprovechar la posibilidad de juntarnos con personas que están en la misma para agilizar la producción y la gestión, pero más que nada aceitar un intercambio desde lo artístico. Sin dudas esta es la manera, porque solos cuesta mucho más”.
Danza en Espacios fue declarado de Interés Cultural por Extensión de Cultura de la Universidad Nacional de Rosario y recientemente recibió un subsidio de Prodanza. Según Martínez Barbieri: “Al ir cambiando de lugares, el espacio es una nueva propuesta para reelaborar el material. La primera parte se hizo en el Centro Cultural Borges en el mes de mayo y trabajamos el concepto de la reducción. Todos sobre el mismo concepto con la característica que son solos autodirigidos salvo en el caso del trabajo que hacemos con Gisell (Gainsborg) que es un dúo. Y lo más interesante es que a partir de ahora hasta octubre tenemos que producir unas funciones para Pro Danza. Surge la necesidad de armar también algo colectivo”.
 Al momento el grupo está conformado por ocho bailarinas de La Plata y Buenos Aires: Quio Binetti, Alina Folini, Ruth Pezet, Nuria Schneller, Gisel Gainsborg, Nidia Martínez Barbieri, Analía Rodríguez y Valeria Martínez. Para las tres etapas del proyecto: Espacio Reducido (mayo), Espacio Compartido (junio) y Espacio Imprevisto (julio) cada una desarrolló trabajos con la idea de piezas inacabadas, posibles de ser modificadas, transgredidas y adaptadas en cada espacio. Explicó la coreógrafa: “Lo interesante es cada una encontró una manera de trabajar esa definición. Nosotras con Gisel pensamos en todo lo que sucede dentro de ese espacio. Ahí empezó a surgir que en un espacio habitan muchos otros y la tarea es desarrollar todas las posibilidades que existen dentro”.
Hacia las cosas mismas es una creación en donde el rol del director es ocupado por ambas bailarinas. Martínez Barbieri explicó que “nos organizamos alternando el rol. Mientras una está improvisando la otra sale y mira. Vamos buscando ese momento de la dirección entre la una y la otra. Pero el trabajo va creciendo a medida que lo ven distintas personas y nos van tirando sus aportes."
Además incluyeron música en vivo a cargo de Daniel Callejas Leiva. Contó Martínez Barbieri: “en la función de Espacio Imprevisto el próximo 30 de julio a las 20.30 hs. en el Centro Cultural de la Cooperación de Rosario. (San Martín 1371) nos va a acompañar con la música en vivo Germán Hatrick. También estamos empezando a trabajar con un iluminador pero eso aún está en proceso”.
En cuanto a las expectativas de las funciones en La Plata estimadas para fin de año, Martínez Barbieri comentó que  "cada vez más gente se acerca a la danza en los últimos años. El otro día fue a ver Random de Carlos Casella en el TACEC, el sábado no conseguí entradas y el domingo estaba lleno de gente. La verdad me sorprendió”.
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Danza en Espacios en Alternativa Teatral

Una danza intensa
24/06/2010 | Por Ale Cosin | Reportaje a Quio BinettiValeria MartínezRuth Pezet

Foto: Silvana Miyashiki
Foto: Silvana Miyashiki
Foto: Silvana Miyashiki
Foto: Silvana Miyashiki
Danza en espacios es un ciclo trashumante, de carácter experimental, autogestivo. Está ideado, organizado y afrontado por tres bailarinas de diferentes procedencias, que hasta el momento no reciben ningún apoyo administrativo institucional. Es decir: nada extraño en un medio escénico que, de tan atiborrado de reglas para el éxito, deja pocas alternativas para quienes desean crear, mostrar, compartir y desautorizar las pautas dadas como válidas para políticas y gestiones culturales un tanto empaquetadas.
"Danza en Espacios surge de una profunda necesidad de crear desde una mirada un poco más abierta, y con la libertad de pensar que el valor está en el proceso de investigación y de creación; que la obra es una instancia más, no es la meta final. Hoy en día es difícil que este tipo de proyectos sean apoyados institucionalmente, entonces uno decide gestionarlos y hacerlos pese a todo. Lentamente se va armando una red y una manera de producir casi sin dinero, tratando de que esa circunstancia no atente contra la calidad del ciclo", nos cuenta Quio Binetti, quien ha sido el alma convocante envalentonada por lo bien que le ha ido a otro pequeño evento que organiza (Ciclo Noches de Butoh). Binetti agrega: "El espacio de la danza 'experimental' hoy en día es un lugar muy chiquito, recortado de la escena."
Ruth Pezet, miembro del equipo, quiere ser más explícita y confiesa: "...entre algunas cosas que me dan ganas de que sucedan, está que las cosas exploten, de forma espontánea, sin tanto juicio, sin tanta inteligencia políticamente correcta, con más amor y menos ‘cara de poster'. Yo, que no vengo directamente de la danza, siento que mi trabajo está en un camino, una línea poco definida, pero contundente para mí. Me autodefino experimental. Esto significa búsqueda, prueba, error, volver a intentar, ponerme en jaque, convocar gente con quien me interese trabajar: músicos, artistas plásticos, iluminadores, amigos, gente que tenga ganas de sumarse a la experiencia y compartir ese espacio-tiempo escénico para dialogar. Pero todo esto pareciera poco serio en algunos contextos más técnicos, formales o institucionales".
Siguiendo con la imagen de un espacio recortado que aportaba Quio, el ciclo responde a esa misma imagen de un espacio dentro de otro, una metáfora altamente descriptiva.
Nos amplía: "La primera idea fue trabajar en espacios reducidos. Estos últimos tiempos he visto varias obras que trabajaban un espacio limitado dentro del espacio escénico. Una especie de recorte poético. Esta idea me interesa: crear un espacio dentro de otro espacio. Al mismo tiempo, los que probamos estas fórmulas y estrategias diversas, debemos hacer un gran esfuerzo para llegar al público, para generar una movida. Nuevamente tratamos de crear un espacio dentro de otro espacio, apoyándonos de manera conjunta entre creadores. A la hora de presentar este tipo de propuestas, son sólo algunos lugares concretos los que abren generosamente sus puertas como Experiencias en Escena, en el Centro Cultural Borges y el Centro Cultural Sábatoque confían y posibilitan este tipo de ciclos. Paralelamente, la idea de trascender la escena porteña tiene el objetivo de seguir ampliando los espacios, de seguir abriendo el juego. Queremos plantear las problemáticas estéticas y de gestión que estamos pensando aquí en Capital Federal, en otros lugares del país donde podamos enriquecernos mutuamente".
Otra de las integrantes del equipo, Valeria Martínez, habla concretamente sobre el proyecto y de lo que es capaz de generar: "Éste es un proyecto que recién comienza y hay mucho camino por andar, pero para mí tiene el atractivo particular de ser una investigación profunda, al mismo tiempo que una posibilidad de hacer, producir, comunicar y compartir esto que vamos descubriendo en el andar. Como dos tiempos paralelos. Hemos leído mucho, intercambiado mucho... Actualmente integramos el grupo: Quío Binetti, Ruth Pezet, Alina Folini, Analía Rodríguez (de Rosario, donde nos iremos en breve), Nidia Martínez Barbieri (de La Plata, también dentro del itinerario), Gisel Gainsborg, Nuria Schneller y yo. Pero hay también otras personas colaborando muy de cerca como: José Binetti (música y asistencia técnica), Yanina García (diseño) y Christian Gadea (iluminación), además de varios artistas invitados: Fernando Kabusacki (música), Ignatz b (música), Paula Picciani (fotografía), Natalia Palau (fotografía), Juan Tobal (música), Alejandro Goldberg (música), Ailaviu (iluminación), Daniel Callejas Leiva (música), Tomás Wille (música), Rubén Condorí (música), Belén Lalla (danza), Lucas Maíz (danza), Carmen Pereiro Numer (danza), Alejandra Ferreyra Ortíz (danza), Joaquín Hidalgo (fotografía) y Germán Hatrick (música)."
La convocatoria fue, también, un tanto extraña para el medio: bastante intuitiva, entre amigos, gente que a los integrantes de este proyecto les interesa, o que habían conocido en otros eventos, o visto bailar, además de fotógrafos, músicos, etc. Les importó, en todo caso, que las personas invitadas estuvieran abiertas a la improvisación, al compromiso de investigar acerca de un tema puntual y que pudieran adaptarse a los diferentes espacios e ideas que fueran apareciendo. Así, la diversidad de lo que se muestra en cada encuentro está asegurada. Danza en esacios no escatima en calidad: los trabajos son realmente atractivos desde todo punto de vista.
Ruth sigue con sus reflexiones en voz alta: "Me he preguntado si quiero seguir mostrando cosas en este contexto de la escena porteña, me refiero, por ejemplo, a lo difícil que se vuelve que la gente te vaya a ver... Entiendo que la variedad de obras que existen es abrumadora, sumado a que una entrada cuesta mucho para el bolsillo común (yo no puedo ir todos los fines de semana a ver cosas, y entiendo que a muchos les pasa lo mismo), y sin embargo, con la cantidad de estudiantes, bailarines, actores, músicos, pintores, etc. que hay en la capital ¿no hay público? No sé... Me resulta por lo menos extraño. Siento que son siempre los mismos nombres a quienes se va a ver, quienes reciben ayuda, quienes tienen prensa... ¡Qué se yo!... No quiero quejarme porque creo que esa energía no ayuda. Por eso acá estamos, tratando de generar algo en lo que hoy me apoyo para seguir adelante. Creo que se pierde de vista lo importante que es consumir arte y ver de todo, no sólo lo que estoy segura de que me gustará, porque siempre es enriquecedor. Uno se lleva siempre algo de lo que los otros producen. Entonces me pregunto, muchas veces, si tengo ganas de mostrar en este marco, y me resulta un poco violento, sumado a que las salas te cobran un montón, también las salas de ensayo te cobran un montón. Para difundir también tenés que invertir un montón. ¡Nooo!, ¡Así no!¡Solo no se puede! Juntos hacemos fuerza, juntos pero distintos, juntos vos con tu universo increíble y yo con mis cosas. Así me dan ganas de seguir adelante. Con este ciclo me pasó que el haber conocido otras formas de trabajar, de moverse, otras miradas, compartir esa energía diversa me dio mucha alegría, me renovó en lo personal y en lo profesional. Vengo del interior (de Olavarría) y sé lo que es que no pase nada, pero nada. Así que cuando sucede se agradece. También es difícil, porque allí la gente tiene mucho más prejuicio, el espectador es bastante ‘telemaníaco'. Por eso creo que hay que ir, hay que poder generar el brote".